La pobre llegó a mis manos deterioradísima, de esta guisa:
Estaba llenita de señales de carcoma (no se si aun la tenía); la habían
pintado con pintura plástica blanca y sin ningún cuidado, y cuando se
cansaron de ella, fue a parar a algún sitio donde solo recibió polvo y
golpes, en consecuencia, tenia una patita rota y el sobre con un agujero
considerable. En fin, una auténtica cenicienta, porque en el fondo se
podía ver lo bonita que había sido algún día.
Así que para empezar, me puse a dacaparla, a quitarle toda la
pintura. No os imaginais el trabajazo que me costó, y aun así le quedaron
restos de pintura, que no había manera de quitar. Le inyecté el
tratamiento anticarcoma por todos los agujeritos (que no eran pocos) y
la empapé bien con el mismo. La envolví con plásticos que cerré bien, y
la tuve así mas de un mes.
Trascurrido este tiempo, la abrí y me puse manos a la obra.Lo primero, tapar el considerable agujero del sobre. Para ello le puse un tablón de madera finito por debajo, atornillado al sobre, y empecé a rellenar con masilla. Dejaba secar, y lijaba. Así varias veces hasta que quedo practicamente perfecto.
Después, las capas de imprimación (3) con lijada entre capa y capa.
Pintar de turquesa, 3 capas lijando entre capas.
Los tiradores, que eran de otra cómoda, los pinté de negro (eran dorados) para hacer mas contraste con el color de los cajones.
Y finalmente, conseguí sacar a relucir a la princesa...